Chiste de huevos

- - La Hora Feliz

huevos-caminando.jpg-Oye, ¿tú eres nuevo por aquí, no?
– Si, llegué hace un par de horas. Este sitio es un poco raro, ¿no crees?, hace frío y de vez en cuando se enciende la luz, luego se apaga, se vuelve a encender…..
– Oh, tranquilo, te acostumbras, yo ya llevo aquí tres días y al final te acabas adaptando a esos cambios de luz tan repentinos y a los demás compañeros de este lugar, aunque hay cada uno que desprende un olorcillo queeee…
– ¿No me digas?
– Como te lo cuento, he visto pasar a muchos por aquí, casi a diario se llevan a alguien y traen a alguien nuevo, había un queso que olía a pies, una cebolla que no hacía más que llorar, uno que siempre andaba picado, hay alguno que ya viene avinagrado y deja un olor a huevo podrido en la nevera que no es normal, otros incluso vienen borrachos.
– Vaya huevos.
– Por cierto, ¿tú de donde vienes?
– Oh, yo vengo de una granja. Estaba yo tranquilo y calentito con mis hermanos cuando nos cogieron a todos y nos metieron en una bolsa todos apelotonados y sin poder ver. Ya había oído por ahí que los secuestradores te tapan para que no puedas ver el camino de vuelta.
– ¿Y están contigo el resto de tus hermanos?
– Calla, calla, alguno sí, pero otros…. snifff.
– ¿Que les pasó?
– Dos de mis hermanos no pudieron resistir el secuestro y cascaron, pero eso no es lo peor; además de ver como estaban desparramados tuve que soportar ver como los cogían los ponían en un recipiente y comenzaban a agitarlos con un tenedor hasta quedar tan sólo un líquido amarillo. Sólo con verlo al principio me maree y quedé como un huevo revuelto y luego se me subió la clara hasta arriba, estaba a punto de nieve.
– ¡Que horror!
– Buff, dímelo a mí yo, que siempre fuí morenito, hasta me quedé rojo del susto.
– Lo comprendo, yo si llego a ver eso me quedo frito.
– No lo entiendo, yo siempre tuve a mis hermanos por unos huevos duros, pero el secuestro fué más de lo que pudieron soportar y se acabaron suicidando.
– Le pasó a un cartón de leche que estaba por aquí, al principio (según cuentan) era la leche, siempre haciendo chistes y de buen humor con todo el mundo, en resumen la alegría del frigorífico. Pero a medida que pasaban los días se fué agriando, agriando… hasta que tuvieron que tirarla. Yo cuando la conocía ya estaba un poco agriada y se metía siempre con su vecino tomate gritándole: “vas acabar triturado, chaval, trituradito, te lo digo yo”.
– Que mala leche.
– Si, nunca sabes como vas a reaccionar el situaciones extremas, esperas de los demás que reaccionen como se supone que deberían, y al final te llevas un chasco y quedas escalfado.
– ¡Hala!, otra vez la luz encendida.
– Pero, ¿a donde te llevan?
– Adioooooooooos.
– Vaya, ahora que empezaba a conocerlo. ¡Hasta me hubiera hecho gracia formar una tortilla con él!

Vaya que los huevos sufren eeh! visto en http://juanpintos.blogspot.com/

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